miércoles, 13 de noviembre de 2013

El éxodo y el liderazgo de la mujer rural

Hasta ahora bastaba con que un organismo internacional reconociera un problema para que los países del mundo se pusieran manos a la obra para intentar solucionarlo.

Pero ya no es suficiente... Ya no suficiente que un organismo como la Asamblea General de las Naciones Unidas reconozca la función y contribución decisivas de la mujer rural, incluida la mujer indígena, en la promoción del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural, para que eso se traduzca después en políticas nacionales que apoyen el trabajo de las mujeres rurales.

Por Lola Pena

La crisis económica está generando más desigualdad de género y daña más a las mujeres. Si éstas además viven en el mundo rural su situación social, económica y de participación política se agrava aún más.

Uno de los problemas a los que se enfrentan las mujeres rurales es que no tienen acceso a los mismos servicios sociales que las mujeres que viven en las ciudades. La marcha de las mujeres de los medios rurales muchas veces no es una decisión personal, porque si ellas tuvieran unas condiciones de vida dignas y una ayuda estatal adecuada no dejarían su entorno familiar. Muchas veces son las circunstancias económicas y sociales las que llevan a la mujer rural a abandonar sus pueblos para marchar a la ciudad.

Y cuando la mujer rural tiene el arrojo suficiente y pone en marcha iniciativas empresariales no lo suelen tener fácil. La mujer es imprescindible en el medio rural. Son las que fijan la población en el territorio (si la mujer se queda, permanece toda la familia), son las que dinamizan los pueblos, son las que tienen un mayor espíritu emprendedor... El problema es que pueden avanzar muy poco a poco. Tienen siempre muchas dificultades en el camino por el mero hecho de ser mujeres. No es habitual ver a una mujer al frente de proyectos agrícolas o ganaderos. En las relaciones con los bancos, con otras explotaciones agrícolas, siempre se pregunta por el hombre para llegar a acuerdos comerciales. Todavía choca que una mujer puede liderar un proyecto rural.

3 comentarios:

  1. Por desgracia, los estados poco o nada hacen por arraigar el rol de la mujer. ¿Qué quiero decir con arraigar? Pues darle la importancia que merece, educando a nuevas generaciones que valoren el papel que las mujeres tienen en nuestras vida. En las zonas rurales, esta ayuda y educación debería venir de la mano, precisamente, de aquellas que dejaron la ruralía para dirigirse a la ciudad. Con pocas manos se pueden hacer grandes cosas.

    Alma rural, ¿tú qué propones para que la situación, de forma independiente a lo que diga las leyes mundiales, mejore?

    Un saludo,

    Jen

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Qué propongo?

      Como tú bien dices, lo primero de todo educación; y después empoderamiento de las mujeres rurales. Unas políticas públicas que se ocupen de dar su espacio participativo a las mujeres para que ellas mismas aprendan a levantar la voz para decir que ahí están y que sin ellas no podemos existir.

      El problema es esa ausencia de apoyo institucional (gubernamental, autonómico, local...) Para los gobiernos de turno el medio rural no existe, y muchos menos las mujeres rurales.

      Ahí es donde entramos en juego tod@s los que sentimos y vivimos en el medio rural. Usando los medios a nuestro alcance (redes sociales, blogs...) debemos explicar y denunciar lo que está pasando para que todo esto cambie.

      Te mando un saludo desde el Norte y un agradecimiento a tus comentarios.

      Eliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar