jueves, 20 de junio de 2013

Infancia rota por el trabajo


Según la OIT el total de menores de edad (entre cinco y 17 años) trabajadores que existen en el mundo asciende a 215 millones. Niños y niñas que trabajan en minas y canteras o en la agricultura o en los grandes basureros de las ciudades; o quizás trabajen como empleados domésticos o en el sector informal vendiendo frutas en los mercados locales o limpiando los cristales de los coches que se paran en los semáforos. Niños y niñas pobres que en la mayoría de los casos son campesinos o indígenas que proceden del medio rural.

En América Latina y el Caribe, 20 millones de niños y niñas necesitan trabajar para sobrevivir y no tienen tiempo para jugar. Brasil, Perú, México y Colombia son los países con la tasa más alta de trabajo infantil en esta región del mundo.

De entre todos los niños y niñas trabajadores que hay en el mundo, unos 10'5 millones trabajan como empleados domésticos en los hogares de otras personas, muchas veces en condiciones semejantes a la esclavitud. El trabajo doméstico infantil está directamente relacionado con los índices de pobreza de cada país. Algunos padres manden a sus hijos con otras familias para que los cuiden y les den acceso a una buena educación a cambio de colaborar en las tareas del hogar. Pero en la mayoría de los casos la realidad es bien distinta y son sometidos a largas y pesadas jornadas laborales, lejos de sus familias, quedando, en muchos casos, privados de acceder a la educación.

En su mayoría estos empleados domésticos son niñas de entre 8 y 16 años, separadas de su entorno familiar que suele estar en zonas rurales, que se levantan muy temprano, y realizan tareas como limpiar, planchar, cocinar, jardinería, recolectar agua, cuidar de otros niños o de los ancianos. Son niñas vulnerables a la violencia física, psicológica y sexual, y expuestas a condiciones de trabajo abusivas, ocultas a la mirada pública y que llegan a ser muy dependientes de sus empleadores. Muchas de ellas corren el riesgo de terminar siendo explotadas sexualmente con fines comerciales. 

El mayor problema para luchar contra este trabajo infantil en el hogar es que es una práctica culturalmente aceptada en muchos países. Se viene haciendo de generación en generación y se ve como algo normal. Es una práctica culturalmente arraigada y una realidad oculta para una sociedad que no la quiere ver.

Ahí es dónde está la primera labor que debemos hacer para eliminar esta horrible forma de esclavitud que continúa existiendo en pleno siglo XXI. Tenemos que sensibilizar y dar a conocer a la sociedad esta forma de explotación laboral y social. Desde el conocimiento de su existencia y desde su rechazo es desde donde podemos comenzar a luchar contra ella.

No quitemos el futuro a la infancia. Dejemos que los niños y las niñas de nuestros países estudien, que jueguen, para el día de mañana tener una sociedad más justa y con un mejor futuro.



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lunes, 17 de junio de 2013

No dejes que nuestro futuro se seque

Bajo ese lema se celebra hoy, 17 de junio, en todo el mundo el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación. España es el país de la Unión Europea con el máximo índice de desertificación. Un 37% de la superficie del país ya está afectada.

En 1994, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 17 de junio como el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía (resolución 49/115) para fomentar la conciencia pública sobre el tema, así como también la puesta en acción de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) en aquellos países afectados ya sea por graves sequías, por desertificación, o por ambas, en particular en África.

El lema de este año 2013, «No dejes que nuestro futuro se seque», pide adoptar medidas para preparar y anticipar la escasez de agua, la desertificación y la sequía. La idea es que todos somos responsables de la conservación y del uso sostenible del agua y de la tierra. Concienciar al mundo de los riesgos de la sequía y la escasez de agua en las tierras secas y en otras partes del planeta y subrayar la importancia de mantener suelos saludables es el objetivo del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación 2013 .

La desertificación es un proceso de degradación ecológica en el que el suelo fértil y productivo pierde total o parcialmente el potencial de producción. Esto sucede como resultado de la destrucción de su cubierta vegetal, de la erosión del suelo y de la falta de agua; con frecuencia el ser humano favorece e incrementa este proceso como consecuencia de actividades como el cultivo y el pastoreo excesivos o la deforestación.

La desertificación es sinónimo de pobreza, porque se produce un empobrecimiento de la naturaleza que trae consigo un empobrecimiento económico de las regiones que la sufren como consecuencia de la erosión, del deterioro de las propiedades físicas, químicas y biológicas de los suelos y los ecosistemas y la pérdida de la vegetación natural.

La desertificación afecta ya a 250 millones de personas según la FAO, pero más de 100 países están en una situación de riesgo. Las cifras que cuantifican este problema mundial son alarmantes: casi el 40% de la superficie de los continentes puede considerarse como áreas desérticas, según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Dentro de estos territorios sobreviven millones de personas en condiciones de persistente sequía y escasez de alimentos.

La desertificación en el mundo

En África, en países muy poblados y con pocos recursos, como son los de la franja subsahariana, se observa un incremento de las zonas desérticas. Naciones que durante siglos habían sostenido sociedades prósperas, se encuentran ahora en el límite de la subsistencia.
Madagascar es el país más erosionado del mundo. El 93% de su bosque tropical y el 66% de su selva lluviosa han sido talados.
En Túnez más de la mitad del país está cubierto por tierras desérticas, con el desierto del Sáhara al sur, que avanzan hacia el norte.
En América, la Patagonia argentina se halla muy afectada por la desertificación en su parte central y en menor medida en su parte costera, debido al sobrepastoreo, el aprovechamiento incorrecto de los recursos hídricos y del espacio empleado para la agricultura, así como también influye la explotación petrolera privada con poco control estatal.

Y por España... ¿qué está pasando?

En España la desertificación se ha asociado históricamente con la erosión. Sin embargo, la desertificación en España no se debe tanto como se piensa a los problemas de erosión en el medio natural. Hay otras cuatro causas principales que son las que más están desertificando el país:
  • La sobreexplotación de acuíferos y el mal uso del agua disponible agravan el fenómeno y da origen a los extensos territorios en los que se desarrolla la desertificación.
  • La urbanización y la construcción es otra de las principales causas de destrucción y transformación irreversible del territorio, incluyendo las áreas de suelo fértil. 
  • Las infraestructuras de transporte, sobre todo las lineales de alta capacidad como las autovías o las líneas de alta velocidad ferroviaria, ocasionan una gran e irreversible pérdida de suelo fértil.
  • La política forestal española, orientada hacia la producción maderera a partir de la década de los 60, ha generado enormes problemas de erosión.

Soluciones a la desertificación.

Pero no todo es negativo... El lado positivo de esta historia es que contamos con los instrumentos necesarios para combatir el avance de la desertificación. Siguiendo con el lema de este año "No dejes que nuestro futuro se seque" lo mejor es que comencemos a adoptar medidas para preparar y anticipar la escasez de agua, la desertificación y la sequía. Los bosques, por ejemplo, bien gestionados son sin duda una de las mejores herramientas con las que cuenta el hombre para luchar contra la desertificación. Otros pasos que podemos seguir para luchar contra la desertificación son:
  • Divulgar el problema en la sociedad con el fin de sensibilizarla ante el mismo.
  • Lograr un aprovechamiento sostenible y rentable del suelo, del agua y de los recursos naturales del territorio afectado sería otra buena medida de recuperación de la cubierta vegetal. Para ello hay que considerar las necesidades de las poblaciones locales, y proporcionar a los habitantes alternativas sostenibles al mal uso de la tierra.
  • La lucha contra la desertificación supone llevar a cabo actividades que ayuden a frenar el proceso e incluso a recuperar las tierras mediante la prevención o la reducción de su degradación, la rehabilitación de tierras parcialmente degradadas, y la recuperación de tierras desertificadas.

No nos quedemos de brazos cruzados y pongamos manos a la obra. 

Tenemos los medios necesarios para cuidar del recurso natural más valioso para el ser humano, el agua dulce. De toda el agua que hay en la tierra, sólo el 2,5 por ciento es agua dulce. Y de toda esta agua dulce, sólo se puede usar menos del 1 por ciento para los ecosistemas y los seres humanos.

Ahora sólo tenemos que tener la voluntad social y política para cuidarla.



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viernes, 14 de junio de 2013

Reforzando el protagonismo de las mujeres en el sector pesquero

Nunca es tarde si la dicha es buena... Se empiezan escuchar las voces que reclaman el lugar que les corresponde a las mujeres del sector de la pesca en España y en la Unión Europea. El III Congreso de la Red Española de Mujeres en el Sector Pesquero, celebrado del 5 al 6 de Junio pasados en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Santiago de Compostela, ha sido el lugar en el que estas voces se han podido oír.

En los Estados miembros de la Unión Europea hay más de 100.000 mujeres trabajando en el sector de la pesca: un 4% en el sector de las capturas, un 30% en el de la acuicultura y alrededor de un 60% en el de las conservas.

Sin embargo aún hay muchas mujeres invisibles a las estadísticas, ya que desarrollan su labor en negocios familiares y no están empleadas legalmente ni, en muchos casos, están dadas de alta en la Seguridad Social. Por poner un ejemplo, las condiciones en las que desarrollan su trabajo las rederas y mariscadoras en Galicia son casi siempre muy precarias.

Este III Congreso, que en esta ocasión ha reunido a 400 participantes,  pretendía ser un espacio en el que las mujeres que desarrollan su actividad en las distintas áreas de la pesca pudieran reflexionar sobre los retos actuales y las oportunidades que ofrece el sector pesquero de cara a consolidar su sostenibilidad.

Entre las ideas de futuro que se pudieron extraer de esta reunión quizás la más importante es la de reforzar el papel de las mujeres en los órganos de decisión del sector pesquero destacando su implicación en el avance sostenible del sector.

Los talleres prácticos desarrollados en el congreso presentaron las experiencias de proyectos ya implantados, tanto en el turismo como en la comercialización o de carácter ambiental. Con estos proyectos se pretende fomentar el espíritu emprendedor y el liderazgo de las mujeres, de forma que adquieran un mayor protagonismo, posicionándolas como agentes promotores del cambio y permitiéndoles influir en la evolución del sector.

Impulsar el liderazgo de las mujeres fortaleciendo su participación efectiva en los foros y órganos representativos y poniendo en valor los conocimientos y experiencias de las mujeres en la toma de decisiones del sector son unas buenas pautas para garantizar un futuro equitativo del sector pesquero.

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viernes, 7 de junio de 2013

Las mujeres de África: Principal motor del desarrollo del continente


Celebration - Keith Mallet

Pocas veces los medios de comunicación nos acercan una realidad positiva del continente africano, nos lo presentan como una totalidad. Sin embargo, Áfricas hay muchas y distintas. Es un continente complejo y plural. Las cifras estadísticas no son buenas, eso no las vamos a negar... pero no nos tenemos que quedar sólo con esa negatividad. 

El último informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) señala que de los últimos 50 países con el Índice de Desarrollo más bajo, 40 son africanos.

De los cerca de 936 millones de personas viven en África, 315 millones lo hacen en la pobreza, 460 millones tienen dificultades para alimentarse, 50 millones pasan hambre crónica y todo a pesar de las enormes riquezas del continente. 300 millones, en su mayoría habitantes de zonas rurales, no tienen acceso al agua potable, 313 millones, carecen de servicios básicos de saneamiento.

Pero la peor parte se la llevan los niños y las mujeres: más de 200.000 niños son utilizados como soldados, esclavos domésticos o están dedicados a la prostitución; más de 78 millones de niños están sin escolarizar (la mayor parte de los cuales son niñas); en África subsahariana hay 28 millones y medio de infectados por el VIH, de los que el 60 por ciento son mujeres. Unas mujeres que pese a todo son la gran esperanza del continente. Las africanas son el principal elemento de desarrollo del continente. Son ellas quienes mantienen el 90 % de la economía informal, son las que producen el 80 % de los alimentos y mantienen al 40 % de las familias. La mujer africana es el pilar en el que se sustenta la sociedad donde vive.

Hace algunos días, el pasado 25 de Mayo, se celebró el Día Mundial de África o el Día de la Liberación de África que llegaba a su 50 aniversario desde aquel año 1963 en que la antigua Organizaciones para la Unidad Africana (OUA) instaurara esta celebración en Addis Abeba (Etiopía). La Unión Africana (UA), organización que reemplaza a la OUA desde 2002, ha continuado con la celebración.

El origen de esta celebración está en una reunión que se celebró en Accra (Ghana) el 15 de Abril de 1958. Activistas y líderes políticos africanos promovieron la I Conferencia de estados independientes africanos y crearon el African Freedom Day (Día de la Liberación de África) con el fin de simbolizar la determinación de los africanos para liberarse de la dominación y explotación extranjera. Más tarde, el 25 de Mayo de 1963, líderes de 32 estados africanos se reunieron en Addis Ababa (Etiopía) para formar la Organización para la Unidad Africana (OAU), y la celebración pasó del 15 de abril al 25 de mayo.

Entre las iniciativas y actividades que se desarrollaron para celebrar este Día tan especial, muchas organizaciones decidieron rendir homenaje a los millones de mujeres africanas que contribuyen al desarrollo de sus países. El hecho de que las mujeres africanas sean unas trabajadoras incansables no impide que tengan el triste récord de ser “líderes” en las estadísticas negativas del continente africano.

Ellas… son África

A estas mujeres no se les tiene en cuenta para nada, no pueden estudiar. Son las primeras en las listas del analfabetismo, las primeras en la falta de atención médica, las primeras privadas de todo derecho. Pero también las mujeres africanas son las que llevan casi siempre el peso de la economía familiar. Trabajan en el campo, cuidan de los hijos y llevan a cabo la tareas de la casa.

Sin embargo, aunque todavía hay muchas diferencias e injusticias a las que hacer frente en todos los ámbitos de la sociedad, algunas de ellas ha comenzado a tomar el control de sus vidas de modo que han sido capaces de organizarse en pequeñas granjas o en pequeños negocios (gracias, en parte, a los microcréditos que han comenzado a recibir) y tener su propia autonomía. Las mujeres saben que la educación es un asunto clave. Cada día luchan por que sus hijas e hijos pueden ir a la escuela, cada día luchan por poder ellas misma acceder a esa formación que tanto necesitan para seguir creciendo socialmente. África está avanzando gracias al empuje, el impulso y la iniciativa de sus mujeres. Unas mujeres fuertes que buscan participar, en igualdad de condiciones con el hombre, en la sociedad. Ellas se han terminado convirtiendo en el principal motor del desarrollo de África.