jueves, 30 de septiembre de 2010

El cambio climático y las mujeres rurales

Desde el próximo 29 de Noviembre y hasta el 10 de Diciembre se van a reunir en Cancún (México) los más altos representantes del mundo en la XVI Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 16).

En este encuentro internacional estarán los delegados gubernamentales de los Estados Parte de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático y del Protocolo de Kyoto, así como observadores, funcionarios internacionales y la sociedad civil organizada.

El principal objetivo de la conferencia será concluir un acuerdo jurídicamente vinculante sobre el clima que se aplique a partir de 2012, después de que la Conferencia de Copenhague de 2009 fracasara en encontrar tal acuerdo.

Por Carlos Timiraos
El cambio climático está afectando al mundo entero. Pero de momento son más las voces que se levantan que las acciones que se hacen para contener este cambio. Los principales países emisores de gases a la atmósfera que luego producen el efecto invernadero son Estados Unidos, China, Unión Europea, Rusia e India, los mismos que se niegan a aplicar las medidas correspondientes para contrarrestar el problema.

Los pobres de las zonas rurales del mundo son los más perjudicados por el cambio climático, pero sus preocupaciones no están en el centro del debate público.

Alrededor de 3.000 millones de personas viven en áreas rurales en países en desarrollo. Eso es casi la mitad de la población mundial. 2.500 millones están involucrados de una u otra manera en la agricultura. 1.500 millones son cultivadores a pequeña escala. Más de 1.000 millones viven con menos de una dólar al día. De los 1.000 millones que viven en la pobreza absoluta, 800 millones residen en zonas rurales.

De todas estas cifras podemos deducir que no sólo es necesario erradicar la pobreza para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (establecidos en 2000 con 2015 como plazo), sino que también se hace necesario invertir mucho más en las áreas rurales del mundo para luchar contra el cambio climático.

Los pobres que viven en áreas rurales son los más vulnerables a los efectos del cambio climático. Son los menos capaces de adaptarse y hacerle frente. Viven en tierras ecológicamente frágiles: montañas, áreas costeras y desiertos. Dependen de sectores vulnerables, como la agricultura, la pesca y la silvicultura. También carecen de capacidad institucional y financiera para protegerse.

El papel que juegan las mujeres rurales para mejorar el medio ambiente y conseguir la sostenibilidad es fundamental para el medio rural y para el resto del mundo.

Las consecuencias que todos sufrimos con el cambio climático que está sufriendo el planeta son especialmente alarmantes en el caso de las mujeres que viven en el campo.

La falta de lluvias o el exceso de las mismas arruinan las temporadas de siembra y recolección, por lo que las cosechas disminuyen drásticamente los ingresos de las campesinas y la seguridad alimentaria de las familias rurales. Numerosas investigaciones muestran que las mujeres más pobres suelen sufrir más los efectos del cambio climático porque tienen menos acceso a los recursos. Les cuesta más recolectar agua y conseguir leña para el fuego. Las niñas y adolescentes suelen tener que abandonar la escuela para ayudar en las labores domésticas.

Las mujeres rurales, que constituyen la mayoría de la población dedicada a la agricultura, son parte de la solución frente al problema del cambio climático, ya que contribuyen a contrarrestar algunos de los efectos del cambio climático mediante técnicas nativas o nuevos métodos de adaptación, tales como las prácticas agrícolas sostenibles, como la plantación de árboles y el manejo sustentable de los bosques. De este modo, la mujer rural contribuye a hacer de este mundo un lugar más habitable.

Las mujeres rurales juegan un importante rol como productoras de alimentos. Con una población cada vez mayor y una creciente demanda de alimentos, ellas se enfrentan hoy al desafío de producir más con menos recursos.

La inversión en el desarrollo de la capacidad de producción de las mujeres ha sido escasa a nivel mundial. Y eso debe cambiar. Con mejores equipos y mayor acceso a la tierra, al agua y a los insumos las mujeres rurales podrían producir alimentos en mayor cantidad así como en mejores condiciones.

En este sentido, mejorar la capacidad de producción y sostenibilidad de la mujer rural mediante la educación, el entrenamiento, la capacitación y la tecnología apropiada es vital para evitar el hambre a nivel mundial y garantizar la seguridad alimentaria.

Al favorecer mejores condiciones de vida y de trabajo para la mujer rural avanzamos hacia un mundo mejor en el que los efectos del cambio climático puedan ser mitigados, y la malnutrición y el hambre sean reducidos considerablemente.

El enfoque de género es un requisito para el éxito de cualquier intervención o intento de mitigar los efectos negativos del cambio climático. Muchos de los proyectos y políticas implementadas por los gobiernos centrales y locales han fracasado porque no han tomado en cuenta las opiniones de las mujeres o porque no integran el eje de género a las propuestas.

viernes, 24 de septiembre de 2010

La situación de las mujeres rurales en la India

India es el país en el que la convivencia de contrastes es más clara en el mundo. Nada se mezcla, y sin embargo, todo tiene su sitio en la sociedad hindú. El sistema de castas tiene a cada uno en su lugar, manteniendo el frágil equilibrio que existe entre los más de mil cien millones de habitantes que tiene el país. Dentro de esta sociedad las mujeres no salen siempre muy bien paradas, sobre todo si son mujeres rurales.

La causa de mortalidad más común de las mujeres de las zonas rurales en India entre 15 y 25 años en estos últimos tiempos es el suicidio (tienen cada vez más acceso a la educación, la formación, la información,... y no pueden entender las imposiciones sociales y religiosas que las atan). Al no tener otros medios se suelen suicidar ingiriendo los pesticidas que usan para el campo.

En el campo hindú, viven más de 800 millones de personas, y las mujeres prácticamente nunca son dueñas de la tierra que trabajan, y eso que casi el 40 % de los hogares en las zonas rurales de la India son conducidos por mujeres.


Por Lola Pena
Los derechos sexuales y reproductivos en el ámbito rural hindú.

La vida de las mujeres rurales en la India no es nada fácil, ya desde su nacimiento, debido a la deficiente atención sanitaria que estas mujeres reciben. Casi las tres cuartas parte de la población hindú vive en zonas rurales, con bajo nivel de vida y poca atención sanitaria, por lo que las mujeres en dichas áreas corren muchos riesgos a la hora de traer sus criaturas al mundo.

Las mujeres en zonas rurales tienden a casarse antes y tener más hijos que en áreas urbanas. El promedio de hijos por mujer en áreas rurales de la India es de 3, mientras que entre las mujeres en áreas urbanas es de 2, según datos del año 1999; y, si bien la edad legal mínima para casarse son los 18 años, aproximadamente la mitad de las mujeres rurales que tienen actualmente entre 45 y 49 años de edad se casaron antes de los 15, comparado con el 23% de las mujeres urbanas encuestadas.

La dependencia de algunas aldeas hindúes hacia los métodos tradicionales de curación de las enfermedades y el rechazo de muchos de sus habitantes en buscar atención médica para problemas ginecológicos pueden elevar la vulnerabilidad de la mujer a contraer infecciones y enfermedades. Según una investigación realizada por Human Right Watch en 2009, se prevé que una de cada 70 mujeres indias fallecerán por causas vinculadas al embarazo, el parto o un aborto inseguro, en comparación con una de cada 7.300 en el mundo industrializado.

Las mujeres rurales en la India sufren la violencia machista.

La economía rural de la India está basada en la agricultura. Agricultores marginales, campesinos sin tierras, comunidades de castas bajas y trabajadores por cuenta propia cuya ocupación está relacionada con la agricultura, constituyen más del 90% de la población en las zonas rurales. Cada miembro de la familia, ya sea anciano o joven, hombre o mujer, tiene que trabajar duramente para el sostenimiento familiar.


La sociedad continua siendo tradicional, caracterizada por un relativamente lento cambio social. El matrimonio en edad casi infantil, es frecuente. La gente sabe que existen leyes contra la poligamia, pero lógicamente conocen las formas de esquivarlas. La mujer no es considerada un ser humano, sino un objeto, como la leña para el fuego en el hogar.

La mujer rural cree en el sistema tradicional. No tiene respeto ni autoconfianza para si misma y la paciencia y la tolerancia son cualidades consideradas inherentes a la condición de mujer. Todos estos factores, contribuyen a la violencia doméstica en las zonas rurales. A esto se une la
costumbre de la dote establecida entre las familias de las castas altas de los pueblos. Pero las clases medias y más bajas, también quieren participar en este juego a fin de poner de relieve su status ante la sociedad. Si los padres no pueden satisfacer con el padre del novio lo pactado antes de la ceremonia se crea un grave problema para la nueva esposa con respecto a sus suegros, y de nuevo se enfrenta a la violencia doméstica. Los padres de la novia a su vez, le advierten que no debe quejarse ante su marido ni ante sus suegros. 

La media de edad en la que se casan las muchachas rurales suele ser entre los 13 y 14 años, ya que de acuerdo con las costumbres, las hijas se tienen que casar antes de la pubertad. Normalmente, la recién casada desconoce todo lo relativo a las relaciones sexuales y al no saber como cooperar con el marido, es forzada por él. Ello la envuelve en miedo y aversión hacia estas relaciones, que abren el camino para que el marido tome una segunda esposa.
En las zonas rurales, las mujeres aceptan la poligamia como un fenómeno natural que forma parte de la personalidad masculina, por lo que no se ponen objeciones a un segundo matrimonio del marido. En muchos casos, la recién casada rechazada, escapa a la casa de sus padres donde es recibida con mucho recelo y obligada a volver con su marido y suegros. La presión continua de estos castigos y violaciones les conducen a menudo al suicidio.
 
La bebida es otra de las causas principales de violencia doméstica. El alcohol convierte al hombre en un ser salvaje que se comporta de manera inhumana con su esposa. Bajo sus efectos puede reaccionar de tal forma, que supone mucho peligro para la mujer que intenta presentar una denuncia contra su marido, por lo que opta por resignarse a la violencia sufrida en silencio. Alrededor de un 70% de las mujeres fuera de las ciudades, tienen que ganarse la vida con su jornal diario, pero no disponen en cambio del derecho de administrarlo. Sus borrachos maridos, acaparan todo el dinero.
 
Pero lo peor no es todo esto. Si una mujer en el ámbito rural es violada y se atreve a presentar una denuncia el trato que recibirá por parte de las autoridades será humillante. Sufrirá en sus propias carnes un examen médico sin fundamento científico y cuyo fin es provocar que las mujeres víctimas de violación sean consideradas como "mujeres licenciosas". 

La prueba sirve para determinar si la víctima de la violación es activa sexualmente o, como lo formulan frecuentemente los funcionarios: "acostumbra al contacto sexual". El examen implica que un médico haga un examen táctil, con uno o dos dedos, de la vagina de la mujer violada, para determinar la presencia del himen, y probar la soltura de la vagina. Si puede meter dos dedos, el médico frecuentemente lo considerará como una prueba de que la mujer en cuestión es sexualmente activa.

Este examen es muy común desde mediados del Siglo XX, pero quedó en desuso después del 2003, cuando se aprobó una enmienda que prohíbe el careo de las víctimas de violación con el sospechoso, por el carácter inmoral de dichos interrogatorios. Sin embargo, la prueba todavía se explica en algunos libros de medicina y es practicada en muchos casos.

Y este trato es especialmente humillante en las zonas rurales de la India, donde los médicos  lo consideran parte del proceso médico: es lo único que saben y no reciben ninguna asesoría sobre cómo llevar a cabo este examen. No todos están lo suficientemente capacitados para practicar un examen tan específico.

A modo de conclusión, un rayo de esperanza.

Ya sé que el panorama que he planteado aquí no es muy halagüeño para las mujeres rurales de la India. Sin embargo no olvidemos nunca que está en nuestras manos poder hacer algo por ellas desde nuestro mundo industrializado. Un primer paso es conseguir que los gobiernos de nuestros países apoyen la educación de las mujeres en todo el mundo (también en la India, también en el medio rural), para que de esta manera esas mujeres pueden reclamar sus derechos, puedan mejorar su autoestima  y pueden sacar a sus familias adelante con pequeños microcréditos que pueden cambir radicalmente su día a día. Es en Asia el continente en donde mejor funciona el sistema de microcréditos. Según datos de 2006 el 98% de estos préstamos fueron a parar a emprendedoras que sacaron adelante sus proyectos.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Guatemala: Aprobada la nueva Ley de Maternidad Saludable

Las mujeres rurales e indígenas de Guatemala están de enhorabuena con la reciente aprobación de la Ley de Maternidad Saludable que contribuirá a favorecer una estrategia gubernamental de reducción de la mortalidad materna. Esta estrategia del gobierno guatemalteco busca contribuir a la consecución de uno de los Objetivos del Milenio (ODM) para el 2015. El objetivo nº 5 de los ODM busca mejorar la salud materna, y más concretamente en la meta 5A busca reducir, entre 1990 y 2015, la mortalidad materna en tres cuartas partes.

Es una feliz noticia que Guatemala, país que ocupa actualmente el puesto 109 de una lista de 160 países con más muertes maternas, haya aprobado una normativa que sirva para definir las intervenciones básicas durante el cuidado de la reproducción, entre ellas la atención prenatal, durante el parto y posnatal, además de asegurar la inclusión de los servicios de salud con pertinencia cultural, basados en la cosmovisión de los pueblos indígenas.

La ley se basa en los principios de gratuidad, universalidad, accesibilidad, equidad y respeto a la interculturalidad, aspectos importantes para lograr una mejor atención a la salud reproductiva. Y esto va a favorecer sobre todo a las mujeres rurales e indígenas guatemaltecas. Son las más pobres del país y las que peor acceso tienen a una asistencia sanitaria de calidad.

Según el Observatorio de Salud Reproductiva (OSAR) de Guatemala el financiamiento para la aplicación de la normativa se priorizará presupuestariamente con el fin de reducir la muerte materna, trascendiendo más allá de un período de gobierno, lo cual contribuirá a un futuro con mejor salur sexual y reproductiva para las mujeres rurales e indígenas de Guatemala.