domingo, 18 de noviembre de 2012

Sin acceso a la tierra no hay alimentos para las mujeres rurales

Por Lola Pena.

Uno de los problemas al que se enfrentan día a día miles de mujeres rurales de casi cualquier lugar del mundo es el de poseer un terreno en el que poder cultivar los alimentos con los que después van a alimentar a su familia.

Si esa mujer tiene un marido que es propietario de algunas parcelas de tierra, tal problema no existe, porque ella podrá trabajar de sol a sol en ese terreno y podrá, con el resultado de su trabajo, no sólo alimentar a su familia sino que incluso podrá permitirse el lujo de vender los excedentes de su producción en el mercado local. Con ello obtendrá unos beneficios que mejorarán la calidad de vida de la familia. Los niños podrán ir a la escuela y sus perspectivas de futuro mejorarán también.

Pero, ¿qué pasa si ese marido fallece y la mujer rural se convierte en la cabeza de familia? La respuesta es sencilla.

En Camerún, por ejemplo, la tradición cultural en las zonas rurales concede el derecho de herencia exclusivamente a los hombres. Las mujeres son las que producen el 80% de los alimentos que consume el país pero son propietarias de apenas el 2% de las tierras, de acuerdo con estadísticas de 2011 de la Red Camerunesa por la Equidad de Género.

Las mujeres campesinas en los países en desarrollo generan entre el 60 y el 80% de la producción de alimentos. Pero para que puedan hacer un uso eficiente de la tierra y pueden aumentar la seguridad alimentaria en sus comunidades, tendrían que tener acceso a la titularidad de la tierra, y eso es lo que les falta.

Por otra parte, en muchos países se establece por ley el acceso equitativo a la tierra para todos los ciudadanos. Sin embargo, la realidad es otra, prevaleciendo las prácticas tradicionales que discriminan a las mujeres.

La ley en Bangladesh dice que el Estado tiene la obligación de asegurar la equidad de las mujeres en cuanto a la posesión de la tierra y el derecho a la herencia. Las autoridades gubernamentales deben tomar medidas para asegurar el respeto del derecho de las mujeres a la tierra y a la herencia. Esto es lo que dice la ley; no obstante, las prácticas tradicionales y la falta de voluntad política y de medios económicos para poner en funcionamiento la ley hacen que la mujer bangladeshí continúe sin un acceso equitativo a la propiedad de la tierra.

Los casos de Camerún y Bangladesh son sólo unos ejemplos representativos de lo que ocurre en el mundo actual. Echando una ojeada a ese mundo vemos que el acceso de la mujer a la tierra se basa en su estatus en el seno de la familia e implica el derecho a su uso pero no a su propiedad.

En África son los usos y costumbres los que excluyen a la mujer del derecho de propiedad; ésta se tiene a nombre del hombre y, a su vez, sigue la rama masculina de la familia. El derecho de las viudas a quedarse en la tierra de sus maridos no es seguro. Depende de las tradiciones culturales presentes en el país o región del contiene del que se trate.

Por su parte en Asia, la barrera más común para el acceso a una propiedad la forman las leyes de herencia que privilegian al hombre respecto de la mujer; si una mujer hereda una propiedad, es su marido quien se hace cargo de administrarla. Formalmente, las mujeres hindúes ostentan derechos de propiedad, pero solo mientras viven; a su muerte, ésa pasa de nuevo a la rama masculina.

En América Latina, la discriminación deriva más bien del limitado estatus jurídico de la mujer. En muchos casos aunque la mujer sea mayor de edad conforme a la legislación del país en cuestión es su marido quien la representa en todas sus facultades legales, incluida la propiedad de la tierra.

En muchos países de América Latina y África toda esta situación se agrava aún más por el acaparamiento de tierras que están llevado a cabo las grandes empresas multinacionales agroalimentarias y las familias más ricas de la sociedad que llevan a situaciones extremas a las mujeres y a comunidades rurales ante la pérdida total de su seguridad y soberanía alimentaria

El derecho humano a la alimentación debe poner uno de sus pilares fundamentales en un acceso equitativo a la propiedad de la tierra para mujeres y hombres. Y mientras esto no ocurra, mientras las mujeres rurales del mundo continúen sin acceso a la tierra tampoco tendrás acceso a los alimentos.

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Por Lola Pena.





martes, 16 de octubre de 2012

15, 16 y 17 de Octubre: Tres días de especial interés para las mujeres rurales del mundo

No es una mera casualidad que a mediados de Octubre de cada año tengamos en el calendario tres fechas continuas y de un especial interés para las mujeres rurales del mundo.

Los días internacionales de las mujeres rurales, de la alimentación y de la erradicación de la pobreza que se celebran el 15, 16 y 17 de octubre, son días que nos sirven para hacer un especial hincapié en nuestras agendas de trabajo sobre tres temas que en principio pueden parecer dispares pero que en realidad tienen una correlación vital.

El trabajo de las mujeres rurales es indispensable para conseguir alimentar al mundo y por consiguiente para poder luchar a favor de la erradicación de la pobreza. Ban Ki-Moon lo deja claro en el mensaje que lanzó este 15 de Octubre cuando dijo que "El empoderamiento de las mujeres rurales es crucial para poner fin al hambre y la pobreza. Al negar derechos y oportunidades a las mujeres, negamos a sus hijos y a las sociedades un futuro mejor. Esta es la razón por la cual las Naciones Unidas pusieron recientemente en marcha un programa para empoderar a las mujeres rurales y mejorar la seguridad alimentaria".

Cartel del Día Mundial de la Alimentación 2012.

Con ese fin de empoderarse y de mejorar la seguridad alimentaria en sus comunidades y familias es por lo que muchas mujeres rurales de todo el mundo están comenzando a organizarse, no sólo creando asociaciones e intentando fomentar su participación social, sino también pidiendo microcréditos y creando pequeñas cooperativas que les da una autonomía económica que les permite dedicir sobre sus vidas y las de sus hijos.

Precisamente bajo ese lema de "las cooperativas agrícolas alimentan al mundo" se celebró este 16 de Octubre el Día Mundial de la Alimentación. En 1979, la FAO proclamó este día mundial con el fin de concientizar a las poblaciones sobre el problema alimentario mundial y fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza. Y son las mujeres rurales quienes más trabajan en esta lucha, porque son sus hijos, sus familias las que se mueren de hambre, desnutrición y pobreza. En este 2012 declarado por la Asamblea General de la ONU como el "Año internacional de las Cooperativas", es especialmente acertado el lema elegido para este 16 de Octubre, destacando así el papel de las cooperativas en la mejora de la seguridad alimentaria y su contribución hacia la erradicación del hambre en el mundo.

Un hambre que desaparecerá cuando pongamos fin a la violencia de la pobreza extrema, promocionando el  empoderamiento y consolidando la paz en el mundo. Más de mil millones de personas siguen viviendo en la pobreza sin tener derecho a una alimentación adecuada, sin derecho a la educación o a una atención sanitaria. La mayoría de estas personas viven en el medio rural, la mayoría son mujeres y niñas... Este 17 de Octubre, Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, Naciones Unidas nos piden que trabajemos todos juntos para acabar con el mayor problema que afronta el mundo en la actualidad.

No es baladí pues que estas tres fechas vengan juntas en nuestro calendario de movilizaciones sociales. Empoderar a las personas, a las mujeres... ahí es donde está el futuro de nuestro mundo. Necesitamos que dejen en nuestras manos las herramientas útiles para construir nuestro camino a seguir. No queremos que nos den limosnas; queremos trabajar y decidir por nosotras mismas.

Sólo queremos dejar para finalizar este texto un pequeño ejemplo de cómo con formación, con trabajo y con ilusión se pueden cambiar tantas cosas. Si estas mujeres guatemaltecas han podido hacerlo, ¿por qué no podemos las demás?. Nosotras creemos que sí que podemos.





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lunes, 30 de julio de 2012

ONU Mujeres trabaja a favor del empoderamiento de las mujeres rurales


Los datos estadísticos hacen que nos enfrentemos a la cruda realidad:
  • En 2010, 925 millones de personas padecían de hambre crónica, 60 por ciento de las cuales eran mujeres.
  • La carga de los trabajos de cuidados no remunerados es considerable. En el mundo hay 884 millones de personas que no tienen agua potable; 1.600 millones de personas que no tienen una fuente fiable de energía; 1.000 millones de personas que no tienen acceso a caminos; 2.600 millones de personas que no tienen servicios sanitarios adecuados; y 2.700 millones de personas que dependen de fogatas y de cocinas tradicionales. Las mujeres rurales están a cargo de la mayoría de los trabajos no remunerados a causa de la falta de infraestructuras y de servicios.
  • La agricultura da sustento al 86 por ciento de las mujeres y los hombres rurales, y emplea a unos 1.300 millones de pequeños agricultores propietarios de tierra y a trabajadores agrícolas sin tierra propia, 43 por ciento de los cuales son mujeres.

Pero que la cruda realidad sea ésta no quiere decir que nos tengamos que conformar con que sea así.

Feria del campesino en Zapote - Costa Rica.
Carolina Pena Dovale.

Para luchar contra estos datos y con los objetivos generales de potenciar económicamente a las mujeres rurales mejorando su seguridad alimentaria, su acceso y control sobre los recursos productivos, reduciendo su carga de trabajo y fortaleciendo su participación y liderazgo en el gobierno local y las organizaciones de productores rurales, el programa “Aceleración del progreso en materia de empoderamiento económico de las mujeres rurales” busca el desarrollo social y económico de las mujeres rurales del mundo.

Este es un programa conjunto de 5 años que contará con la participación de varios organismos del Sistema de las Naciones Unidas. La voz cantante, y parece que la coordinación, la está llevando a cabo ONU Mujeres. A demás cuenta con los tres organismos que tienen su sede en Roma y que luchan contra el hambre: la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).

Feria del campesino en Zapote - Costa Rica.
Carolina Pena Dovale.

El programa nació como idea en la 56ª sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la mujer (CSW56) que se celebró en Nueva York del 27 a 9 de Marzo de 2012. Esta reunión se centró en el empoderamiento de las mujeres rurales y su papel en la erradicación de la pobreza y el hambre, en el mundo.

Los cuatro organismos internacionales tienen este programa como una prioridad y como una oportunidad de obtener resultados reales y de servir de modelo para otras iniciativas. En principio se va a presentar en Nueva York, con ocasión de la Asamblea General de la ONU en Septiembre de este año, y en Roma, en el Día Internacional de la Mujer Rural, el 15 de octubre de 2012.

Feria del campesino en Zapote - Costa Rica.
Carolina Pena Dovale.
El programa será implementado en un primer momento en 7 países: Etiopía, Guatemala, Kirguistán, Liberia, Nepal, Níger y Rwanda.

 Los resultados que se buscan obtener con este programa son:
  • Mejorar la seguridad alimentaria y nutricional de las mujeres rurales, aumentando para ello el potencial productivo de los pequeños agricultores. A través del acceso y control de los recursos productivos las mujeres también consiguen ocuparse de la protección social y de mejorar el control y la gestión de los locales de reservas de alimentos que favorecen la seguridad alimentaria.
  • Creación, apoyo y desarrollo de empresas de mujeres rurales que les permitan mejorar sus ingresos y oportunidades. El apoyo a las asociaciones y pequeñas empresas de mujeres rurales promoviendo su participación en los mercados tiene como resultado que las mujeres pueden sostener económicamente a sus familias.
  • Favorecer el liderazgo de las mujeres rurales lo que supone una mayor representación y participación en las instituciones rurales y en la formulación de leyes, políticas y programas que se promuevan en las organizaciones de productores rurales, cooperativas y sindicatos, y en el gobierno local.
  • Desarrollar políticas de equidad de género sensibles con el empoderamiento económico de las mujeres rurales. Esto favorecerá que se impulsen reformas legislativas y de políticas para la aplicación efectiva de los derechos de las mujeres rurales y su acceso a un empleo asalariado digno y con protección social.

Feria del campesino en Zapote - Costa Rica.
Carolina Pena Dovale.
Esperemos que este buena iniciativa no se quede en solamente palabras y que dentro de 5 años podamos contar que ha sido todo un éxito. Las mujeres rurales de Etiopía, Guatemala, Kirguistán, Liberia, Nepal, Níger y Rwanda serán las primeras que favorecerse de un trabajo que busca darles visibilidad en sus entornos sociales. Gracias a ello estaríamos luchando a favor de la erradicación del hambre en el mundo. Si las mujeres rurales tuviesen un acceso equitativo a los recursos productivos, los rendimientos agrícolas aumentarían y habría entre 100 y 150 millones menos de personas con hambre. Estos también son datos estadísticos, pero en positivo.

martes, 3 de abril de 2012

Luchando contra la sequía, luchando contra el cambio climático


El tan traído y llevado tema del cambio climático ya no es algo que nos quede tan lejos. Las imágenes de la tierra resquebrajada por la ausencia de lluvias y el implacable sol ya no son imágenes que sólo podamos ver en los medios de comunicación y en regiones remotas de África; ahora son imágenes que vemos en muchas partes del campo español. Los embalses cada vez tienen menos agua y los viejos pueblos sumergidos durantes años vuelven a tener los campanarios de sus iglesias al sol.

La ausencia de agua está secando el campo.
Por Jesús Domínguez.
El medio rural español se ve cada vez más castigado por las locuras de la climatología. Si recorres cualquier pueblo de nuestra geografía y hablas con los más mayores del lugar todos te dirán lo mismo. No recuerdan tanto tiempo sin llover en toda su vida.

La sequía que estamos sufriendo en España está ocasionando grandes pérdidas a nuestros agricultores. Los daños ya son irreversibles para muchos ganaderos debido a la ausencia de pastos desde el otoño pasado y la necesidad de utilizar piensos para alimentar a sus animales. La situación también es dramática para muchos agricultores que cultivan cereales en el Sur del país.

La locura es que a lo mejor después de esta ausencia de lluvias que nos ha dejado el invierno más seco en años puede venir una primavera con demasiadas lluvias, lluvias que en muchos casos son torrenciales, con lo que en lugar de ayudar al campo y al agricultor lo único que hacen es destruir lo poco que se haya conseguido rescatar del seco invierno.

Pero lo peor de todo no son las locuras climatológicas que nosotros mismos hemos provocado con nuestra falta de respeto por el medio ambiente. Lo peor son las soluciones que se dan desde la administración para paliar los efectos del cambio climático. Son soluciones coyunturales que si bien son necesarias y bien recibidas (aunque se vean escasas) por las organizaciones agrarias y por los campesinos a los que representan no son las únicas que habría que adoptar.

En la Mesa contra la Sequía, el Ministerio de Agricultura y las organizaciones agrarias que componen la Mesa han logrado llegar a un acuerdo de mínimos sobre las medidas de ayuda que se van adoptar. Claro que está bien que el Ministerio de Agricultura dé ayudas económicas al sector para poder hacer frente a los daños causados por la sequía, como es la rebaja de los módulos a efectos de calcular el IRPF, pero estas medidas son coyunturales. En cuanto se acabe la sequía, probablemente se acabarán también las medidas económicas excepcionales y todo volverá a ser lo que era.

El campo español necesita urgentemente un plan a largo plazo que modernice las explotaciones agrarias y ganaderas, que incorpore a las mujeres y a los jóvenes, que apueste por una agricultura y ganadería ecológica que genere nuevos puestos de trabajo, que regrese a las prácticas ancestrales de nuestras abuelas y abuelos. Porque todo ello contribuirá a generar riqueza, a fijar a la población en el medio rural y sobre todo, y más importante, contribuirá a contrarrestar los efectos del cambio climático en nuestro país. Al hacer un favor a la naturaleza nos hacemos un favor a nosotros mismos. No creo que esto sea tan malo…

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jueves, 8 de marzo de 2012

Empoderando a las mujeres rurales luchamos contra el hambre.


Hoy, 8 de Marzo, Día internacional de las mujeres, tenemos mucho que celebrar. Todo lo conseguido hasta ahora ha sido gracias a nuestro esfuerzo y trabajo. Nadie nos lo ha regalado.

La vida se abre paso en cualquier rincón.
Por Concha González Colilla.
Pero también tenemos mucho que denunciar y por lo que luchar. Los derechos de las mujeres rurales son todavía un espejismo en muchos lugares del mundo. Por ellos tenemos que seguir paso a paso construyendo un mundo en el que merezca la pena vivir.

Este año 2012 nos invita también a la reflexión. El hecho de que la 56 ª Sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer y el Día Internacional de las Mujeres esté dedicado especialmente a las mujeres rurales es un motivo de alegría y compromiso.

Gracias a las Naciones Unidas somos un poco más visibles a los ojos de una sociedad que siempre nos ha dejado al margen. Aprovechemos este empuje internacional que nos han dado y trabajemos para que no se vuelvan a olvidar de nosotras.

Por fin se han dado cuanta que empoderando a las mujeres rurales, construyendo sociedades con una equidad de género también en el medio rural, por fin han visto que con esta acción se puede contribuir de una manera efectiva a reducir las alarmantes cifras de pobres y hambrientos que hay en el mundo.

Tomemos en nuestras manos nuestro futuro y el de nuestras familias y luchemos por él.

Compañeras, Feliz Día internacional de las mujeres 2012.

martes, 14 de febrero de 2012

La desigualdad social de las mujeres rurales versus la seguridad alimentaria.

Por  Carlos Timiraos

La desigualdad social que sufren las mujeres rurales en América Latina, África y Asia se refleja claramente en el limitado acceso y control que tienen a los recursos necesarios para asegurar su alimentación y la de sus familias. Las mujeres rurales de estas regiones del mundo cuentan con un derecho a la propiedad y uso de la tierra muy limitado o inexistente.

En ocasiones el pequeño campo de cultivo es propiedad del esposo que ha emigrado a la ciudad para ganar un poco de dinero, y la mujer (que ahora ejerce de cabeza de familia) se ve con las manos atadas ya que sólo puede disponer de esa tierra para cultivarla pero sin poder tener acceso a los créditos y al uso de las tecnologías que puedan aumentar la productividad de sus campos o reducir los efectos adversos que el cambio climático ocasiona en sus cultivos.

En otras ocasiones, los campos son de toda la comunidad en las que las mujeres viven, y son los jefes de la comunidad los que deciden que se hace con esas tierras, sin tener en cuenta para nada la opinión de las mujeres.

Las mujeres tampoco tienen un reconocimiento al importante papel social que juegan al asegurar la alimentación de sus comunidades; como tampoco se reconocen todos los trabajos que realizan para sostener a la familia. Lejos de ellas quedan los programas y políticas públicas de desarrollo rural que los gobiernos de los países de estas regiones del mundo aplican en cada uno de los países y que no reflejan ni ayudan a mejorar el nivel de vida ni la realidad social en la que viven día a día millones de mujeres rurales del mundo.

martes, 7 de febrero de 2012

La mutilación genital femenina: una lacra social a eliminar de nuestro mundo


Ayer fue 6 de Febrero. Nuestras vidas transcurren con pequeños altibajos preocupados por la crisis económica que todo lo inunda. Pero a mí el día de ayer me pesa todavía en la mente. Por desgracia se conmemoró un año más el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Ablación Genital Femenina.


Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mutilación genital femenina (MGF) afecta a alrededor de 140 millones de niñas y mujeres en todo el mundo, y cada año más de 3 millones de niñas corren riesgo de sufrirla, sobre todo en el mundo rural.


Hay países del mundo en que esta lacra social está muy extendida. Se practica de forma habitual en 28 países de África, y en otros de Asia y Oriente Medio. En Egipto, por ejemplo, el 72 por ciento de las niñas y mujeres de entre 15 y 30 años han sido víctimas de la ablación, especialmente en las zonas rurales del sur del país.  En algunos países como el mismo Egipto, Sudán y Mali existen grupos religiosos que promocionan la mutilación genital, y tildan a los se oponen de neocolonizadores.


Las causas de la MGF consisten en una mezcla de factores culturales, religiosos y sociales existentes dentro de las familias y de las comunidades. Luchar contra ellos es muy difícil, dado que la MGF está socialmente bien vista y hasta cierto punto deseada dado que contribuye a la buena crianza de las niñas. Es una forma de irlas preparando para su vida adulta y el matrimonio.


En esta lucha contra la MGF la Organización Mundial de la Salud ha hecho especial hincapié este año 2012 en una tendencia preocupante pues de no atajarla fomentará cada vez más la mutilación. En muchas sociedades rurales y en las zonas periurbanas que rodean las ciudades son los propios prestadores de la atención sanitaria quienes están realizando las MGF a las niñas, contribuyendo así a legitimizar y mantener esta práctica.


Paso a paso vamos avanzando.
Por Lola Pena.


Sin embargo, no todo es negativo... Algunos gobiernos están comenzando a entender que esta práctica socialmente aceptada es muy perjudicial para la salud sexual y reproductiva de sus mujeres y están aprobando leyes contra la mutilación. Éste es el caso de Senegal o Tanzania. La MGF es una práctica prohibida en Tanzania desde 1998, y en Senegal desde enero de 1999.


Lo que ocurre es que estas leyes no se están aplicando de manera efectiva. En el norte de Senegal, lejos de la capital del país, Dakar, todavía pervive la MGF. Es más, los líderes religiosos de la zona consideran que abolir esas prácticas significa ir contra el Islam. La ablación y el matrimonio forzado es algo que se ve como normal en la vida de una mujer dentro de estas comunidades rurales.


Pero la peor parte de estas historias vitales la viven siempre las niñas; unas niñas que con el paso de los años se convertirán en las futuras mujeres de una sociedad donde son casi siempre invisibles.  Una niña que haya sufrido MGF tendrá toda su vida graves problemas físicos y psicológicos, similares a los que tienen las menores que son víctimas de abusos sexuales. Hay riesgos que son inmediatos para su salud como pueden ser hemorragias e infecciones en la zona amputada. Pero también sufren problemas a largo plazo como pueden ser infecciones crónicas, relaciones sexuales dolorosas e infertilidad (que las puede llevar a ser rechazadas por sus maridos al no poder darles hijos). Y cuando les pueden dar hijos, estas mujeres también pueden tener complicaciones durante el embarazo y el parto, momento en el cual no sólo sufren las mujeres sino también los recién nacidos.


Sin embargo miremos hacia el futuro y trabajemos por mejorarlo. Pensemos que se están dando pasos en la lucha para acabar con esta horrible práctica.  Apoyar la educación sanitaria, luchar para romper viejos tabúes sociales, sensibilizar a toda la comunidad, formar a las mujeres rurales para que puedan defender y exigir sus derechos sexuales y reproductivos son algunos de estos pasos. No son muchos pero pensemos siempre que son unos pequeños pasos hacia adelante, aunque nos quede mucho camino por recorrer...

Más información:


.- Dossier sobre la mutilación genital femenina.



jueves, 26 de enero de 2012

El derecho a la educación lucha contra la pobreza rural en América Latina

Las comunidades indígenas y rurales en América Latina viven en unas condiciones de pobreza y marginación que las alejan del resto de la sociedad; y estas condiciones de vida se convierten en situaciones de especial precariedad y desigualdad si quienes las sufren son mujeres.


Por Lola Pena


Para acabar con esta situación hay que empezar por conseguir que la mujeres rurales e indígenas salgan de los roles sociales en los cuales se las ha encasillado. Ese es su principal desafío, pero dado que muchas de ellas viven en una situación de pobreza, este primer paso no es sencillo de dar. La mayoría de las mujeres siguen jugando su rol social de mujeres rurales que deben quedarse en el campo, desarrollando su trabajo invisible que sustenta todo el núcleo familiar. Sin embargo ya se están viendo cambios. Algunas mujeres rurales se están atreviendo a trabajar por su inclusión social en los espacios de toma de decisiones tanto en el sector público como privado.


La exclusión social tradicional y el rol marginal que las mujeres rurales juegan irá desapareciendo en la medida que ellas se vayan preparando y vayan siendo conscientes de todas las oportunidades que pueden tener. En la medida en que trabajen juntas, se reconozcan como iguales, estén en América Latina o donde quiera que estén, pertenezcan a una comunidad rural o a otra, pertenezcan a un pueblo indígena u otro; en la medida que todas ellas se vayan conociendo, sabiendo lo que quieren, lo que saben y pueden hacer; en la medida en que todo esto se vaya dando poco a poco, país a país, se estará en condiciones que reclamar a los gobiernos de los países de la región unas políticas públicas orientadas a:
  • Destruir el esteriotipo de mujer rural e indígena que existe en la actualidad.
  • Contribuir a la inclusión social de las mujeres rurales e indígenas.
  • Contribuir al desarrollo local de las poblaciones rurales e indígenas que frene las migraciones hacia los grandes núcleos urbanos, en donde el círculo de la pobreza vuelve a llevar a las mujeres hacia la exclusión social.


El derecho a la educación es un factor clave para romper el círculo de pobreza en que están envueltas las mujeres rurales e indígenas. Cuantos más años de educación posean las mujeres rurales e indígenas, mayores serán las oportunidades para salir de la pobreza. Gracias a políticas educativas inclusivas y a los programas de alfabetización que algunos países latinoamericanos están desarrollando (como es el caso de Brasil, Bolivia, Ecuador, Guatemala, Nicaragua y Venezuela) se está disminuyendo de manera importante la brecha educativa entre el mundo urbano y el mundo rural que  las mujeres rurales e indígenas de estos países están sufriendo. Las jóvenes se siente excluidas socialmente debido a la falta de empleo y de oportunidades de recibir una educación escolarizada en sus comunidades rurales.


El hecho de que muchas comunidades indígenas y rurales estén comenzado a recibir formación en sus lenguas originarias en materias como son la situación actual de los recursos naturales y la importancia de su cuidado, que va a permitir la subsistencia de sus pueblos y al mismo tiempo conservar, y en algunos casos mejorar, su calidad de vida. 





martes, 10 de enero de 2012

Dar una oportunidad a las mujeres rurales

Pese a los avances que ha habido en materia social y económica en todo el mundo, se continúa discriminando a las mujeres rurales, a las mujeres indígenas y a las mujeres afrodescendientes. Por lo general tienen menos acceso a los medios productivos así como un menor acceso a los servicios sociales y de salud básicos. Tampoco suelen tener oportunidades para poder llevar a cabo una capacitación profesional acorde a los tiempos que vivimos.  Les es prácticamente imposible cambiar los roles tradicionales que la sociedad les ha asignado y su trabajo no se valora ni se visibiliza.

Para conseguir el empoderamiento y el fortalecimiento de la autoestima de estas mujeres debería permitírseles participar en las actividades económicas de forma autónoma y autogestionada, de manera que ellas misma vean que pueden vencer las barreras de género que la sociedad les aplica todos los días. Con ello mejorará su situación y el de todo su entorno. Si las mujeres rurales salen del agujero en que sistema patriarcal y colonizador las colocó en un momento histórico, toda la sociedad, todo el grupo familiar mejorará sus condiciones de vida. Démosles, pues, una oportunidad… Seguro que la sabrán aprovechar.