martes, 3 de abril de 2012

Luchando contra la sequía, luchando contra el cambio climático


El tan traído y llevado tema del cambio climático ya no es algo que nos quede tan lejos. Las imágenes de la tierra resquebrajada por la ausencia de lluvias y el implacable sol ya no son imágenes que sólo podamos ver en los medios de comunicación y en regiones remotas de África; ahora son imágenes que vemos en muchas partes del campo español. Los embalses cada vez tienen menos agua y los viejos pueblos sumergidos durantes años vuelven a tener los campanarios de sus iglesias al sol.

La ausencia de agua está secando el campo.
Por Jesús Domínguez.
El medio rural español se ve cada vez más castigado por las locuras de la climatología. Si recorres cualquier pueblo de nuestra geografía y hablas con los más mayores del lugar todos te dirán lo mismo. No recuerdan tanto tiempo sin llover en toda su vida.

La sequía que estamos sufriendo en España está ocasionando grandes pérdidas a nuestros agricultores. Los daños ya son irreversibles para muchos ganaderos debido a la ausencia de pastos desde el otoño pasado y la necesidad de utilizar piensos para alimentar a sus animales. La situación también es dramática para muchos agricultores que cultivan cereales en el Sur del país.

La locura es que a lo mejor después de esta ausencia de lluvias que nos ha dejado el invierno más seco en años puede venir una primavera con demasiadas lluvias, lluvias que en muchos casos son torrenciales, con lo que en lugar de ayudar al campo y al agricultor lo único que hacen es destruir lo poco que se haya conseguido rescatar del seco invierno.

Pero lo peor de todo no son las locuras climatológicas que nosotros mismos hemos provocado con nuestra falta de respeto por el medio ambiente. Lo peor son las soluciones que se dan desde la administración para paliar los efectos del cambio climático. Son soluciones coyunturales que si bien son necesarias y bien recibidas (aunque se vean escasas) por las organizaciones agrarias y por los campesinos a los que representan no son las únicas que habría que adoptar.

En la Mesa contra la Sequía, el Ministerio de Agricultura y las organizaciones agrarias que componen la Mesa han logrado llegar a un acuerdo de mínimos sobre las medidas de ayuda que se van adoptar. Claro que está bien que el Ministerio de Agricultura dé ayudas económicas al sector para poder hacer frente a los daños causados por la sequía, como es la rebaja de los módulos a efectos de calcular el IRPF, pero estas medidas son coyunturales. En cuanto se acabe la sequía, probablemente se acabarán también las medidas económicas excepcionales y todo volverá a ser lo que era.

El campo español necesita urgentemente un plan a largo plazo que modernice las explotaciones agrarias y ganaderas, que incorpore a las mujeres y a los jóvenes, que apueste por una agricultura y ganadería ecológica que genere nuevos puestos de trabajo, que regrese a las prácticas ancestrales de nuestras abuelas y abuelos. Porque todo ello contribuirá a generar riqueza, a fijar a la población en el medio rural y sobre todo, y más importante, contribuirá a contrarrestar los efectos del cambio climático en nuestro país. Al hacer un favor a la naturaleza nos hacemos un favor a nosotros mismos. No creo que esto sea tan malo…

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